Por: Francisco López Bárcenas
Tomado de: la Jornada
Pero no nos confundamos. Mal haríamos en pensar que quien tiene
secuestrada a la sociedad es el crimen organizado, asociado a algunos
gobiernos locales, como pretende hacernos creer el discurso oficial.
El
secuestro que padecemos lo ha ejecutado una clase social con intereses
trasnacionales que busca despojarnos de nuestro patrimonio y cancelar
nuestro futuro como país.
Primero asaltaron las instituciones
gubernamentales, desde donde ilegítimamente pretenden representar al
país, y cuando la gente protesta echan mano de los cuerpos represivos o
de grupos paramilitares para someter a los descontentos, a quienes
quieren quietecitos.
Sólo así se explica el enojo y coraje que el
almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, secretario de Marina en la
actual administración, dice tener contra grupos que, según su
percepción, manipulan a los padres de los normalistas de Ayotzinapa,
asesinados y desaparecidos el 26 septiembre pasado, cuando lo que hacen
es solidarizarse con ellos, apoyándolos en su lucha por encontrar a sus
familiares.
Quienes tienen secuestrado al país son los mismos que reformaron el
marco legal y las instituciones estatales para que las empresas
trasnacionales puedan apoderarse de los recursos naturales del país; los
que han entregado la quinta parte del territorio nacional a las
empresas mineras para que lo sangren; los que se preparan a entregar 5
millones de hectáreas a esas empresas para que exploten los
hidrocarburos; los que nos quieren despojar hasta del viento para
producir energía eléctrica; los que preparan las condiciones y la
infraestructura para apoderarse del agua, el líquido vital para la
existencia de la vida.
La forma en que esto sucede no les importa mucho,
sus planes pueden ejecutarlos funcionarios gubernamentales, a través de
sus programas asistenciales; los cuerpos represivos estatales o los
grupos paramilitares. Lo importante en cada caso es sembrar terror en la
sociedad por lo que pueda suceder a los que intenten liberarse del
secuestro.
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