Tomado de: Boletín Revolucionario
Oaxaca y Puebla también parecen competir por cual tiene más presos sociales tras las rejas. De un golpe 25 oaxaqueños fueron capturados y ya había otros en las mazmorras; en Puebla se habla de más de 160 presos políticos, encabezados por Simitrio Sarabia, que se encuentra con su salud quebrantada.
Desgraciadamente, la práctica de convertir en criminales a los luchadores sociales no es sólo de México. En Costa Rica el dirigente de obreros cortadores de plátano, Orlando Barrantes Cartín, a quien saludo, fue sentenciado a doce años de prisión.
Urge que en México se respeten los derechos humanos y que haya justicia. Queremos un país sin asesinatos ni desapariciones forzadas y sin presas y presos políticos. Queremos un México en donde nuestros hijos y nietos puedan salir seguros a la calle sin que tengan el temor de ser asaltados, secuestrados, capturados, levantados o asesinados.
Yo, Nestora Salgado
García, ya llevo más de dos años de reclusión. Gracias a algunos medios de
comunicación muchas personas saben que mi cautiverio es injusto, pero menos
saben que el doctor José Manuel Mireles está enfermo en una cárcel de alta
seguridad a miles de kilómetros de su familia. Su delito es el mismo que el
mío: organizamos al pueblo para que pudiera protegerse de delincuentes y de
funcionarios corruptos. En Guerrero existen otros 12 policías comunitarios
presos, entre ellos Arturo Campos y Gonzalo Molina. Y en Michoacán hay una
lista aún más larga de autodefensas encarcelados, como Semeí Verdía, líder
indígena de Ostula.
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