Tomado de: Carmugo Sociológico
Una vez más cientos de campesinos
de todos los rincones de Chihuahua, en esta ocasión en coordinación con la
juarense Asamblea Regional Popular Paso del Norte, decidieron tomar en conjunto
parte del Puente Internacional Córdova-Américas, mejor conocido como “puente
libre” el lunes 26 de octubre del 2015.
(Foto: Ala Sur, By Bryan: Llegada de los agricultores provenientes de diferentes partes del estado, quienes piden al gobierno federal la reducción del costo de los energéticos así como el apoyo al campo debido a la crisis que atraviesan esto por el bajo costo de su producto.)
¿Por qué tomar el puente?
Muchas personas de Juárez, las
que se quejan por la toma política de los puentes o ante cualquier
manifestación pública por que ven afectados sus intereses particulares, son
incapaces de ir más allá y comprender por qué tantos campesinos viajarían con
sus tractores cientos de kilómetros para obligar al Estado a resolver problemas
inherentes al campo cuando han agotado casi todas las instancias (excepto las
violentas, por supuesto).
La situación sociológica en
Chihuahua no soportaría un análisis de riesgos por inútil y fuera de tiempo.
Estamos ya viviendo situaciones muy serias de ingobernabilidad, impunidad y
decadencia de las instituciones. Sin ello, no sería posible la corrupción
descarada en que incurren gobernantes como César Duarte en contubernio con sus
aliados sin escrúpulos, dueños de periódicos y televisoras, a quienes no les
importa mentir o desacreditar movimientos sociales genuinos, con tal de
proteger sus intereses y los del
gobernante en turno. No en balde reciben millonarias aportaciones desde
el gobierno del estado de Chihuahua, por ejemplo.
Además de la presencia campesina,
menonita y rarámuri exigiendo atención al campo, que por décadas (todos los del
neoliberalismo mexicano) se ha estado desmantelando y desatendiendo a favor de
los grandes capitales y empresas transnacionales. Coincide la fecha con una
conmemoración más, un año, un mes, de los 43 estudiantes desaparecidos en
Guerrero, lo cual se mencionó por micrófono; también se menciona el asesinato
impune de los ecologistas del agua, Ismael y Manuelita Solís, a tres años de su
crimen; están presentes papás y mamás de algunas de las muchachas desaparecidas
de Juárez; activistas de la ciudad de Chihuahua en contra del fracking;
activistas en contra de la apertura minera
en Samalayuca y, en general, presencia de las distintas facciones de la
izquierda juarense (socialistas, ambientalistas, derecho humanistas,
anarquistas…).
Indudablemente se afecta la vida
transfronteriza de Juárez y El Paso con la toma de cualquiera de los
puentes. Sin duda también, existen otros
mecanismos para lograr justicia o equidad menos “dañinos” para la vida
cotidiana, pero también menos efectivos; si aun así haciendo públicas las
injusticias y al mal gobierno la sociedad dormida no quiere enterarse ni
solidarizarse, menos aún si no pasara nada, si no hubieran grupos que ejercen
sus derechos mientras la sociedad insiste en no ser molestada cuando debería
estar defendiendo los pocos derechos y libertades que le quedan con las
reformas peñanietistas.
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