martes, 20 de octubre de 2015

¿FIN DE CICLO DE LOS GOBIERNOS PROGRESISTAS?


Tomado de: Armas de la Crítica

Por: PABLO OPRINARI

Uno de los debates políticos que cruza a la izquierda y la intelectualidad latinoamericana es sobre el curso de los gobiernos posneoliberales, también llamados “progresistas”, debate que en México se articuló -especialmente a partir de la reciente coyuntura electoral- con la discusión en torno al Morena de López Obrador.

En una columna reciente, Massimo Modonesi -quien propuso antes una interpretación crítica del “fin de la etapa hegemónica del ciclo” de estos gobiernos- interpela el discurso que Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia realizó en el Encuentro Latinoamericano Progresista. Y plantea que, por detrás de la defensa a ultranza que realiza García Linera, está una “intelectualidad de partido” disciplinada y acrítica de los gobiernos de Argentina, Brasil, Venezuela, Bolivia y otros países del cono sur.

Progresismo y socialismo

Uno de los argumentos que García Linera repite hasta el cansancio es que los críticos a los que se refiere, le exigen a los gobiernos que él define como “revolucionarios”, “instaurar en una semana el comunismo”.

Así como sería incorrecto identificar la realidad del Cono Sur latinoamericano con la perspectiva abiertamente reaccionaria que busca el imperialismo, el hecho es que el programa y los actos de los distintos progresismoslatinoamericanos estuvieron lejos de una perspectiva revolucionaria o comunista.México, antineoliberalismo y progresismo

La discusión en México es, en cierta medida, una refracción, con sus particularidades, del debate sobre elprogresismo latinoamericano.

La principal figura del “antineoliberalismo” en el país, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sostiene desde hace años una perspectiva de humanización del capital y de democratización del régimen político, centrada en una estrategia de “resistencia civil y pacífica” que hoy hace eje en la lucha contra la corrupción y por la “austeridad republicana”.

Su programa más reciente retomó cuestiones tales como aumentar la matricula educativa, reglamentar los megaproyectos, y se ha diferenciado de los demás partidos del régimen, el PRI, PAN, PRD y sus satélites, criticando los aspectos más reaccionarios de su política y desplegando un discurso de oposición a lo que denomina como la mafia en el poder.

Esto, mientras no saca los “pies del plato” respecto al sistema económico y social capitalista, y realiza actos para mostrar su carácter responsable, como la reciente visita al Papa, al cual le enfatizó que su lucha es pacífica.

En ese contexto, en las recientes elecciones el Morena logró capitalizar electoralmente el descontento de franjas de trabajadores y jóvenes con los partidos tradicionales, al que ven y en quien confían como una alternativa de oposición, y se convirtió en la cuarta fuerza a nivel nacional y la primera en la ciudad de México.

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