Publicado el 6 de marzo de 2015
By: Democracy Now
Amy Goodman, con la colaboración de Denis Moynihan
El cinco de marzo se conmemora un
aniversario importante en Estados Unidos, pero que a menudo pasa desapercibido.
Un día de invierno de hace 245 años, en 1770, una multitud enfurecida se reunió
en las calles de Boston, en ese entonces la capital de la Provincia de la Bahía
de Massachusetts. La gente estaba enardecida por los abusivos impuestos fijados
por el Parlamento británico. Para aquietar la furia de la población, los
británicos enviaron tropas que reprimieron violentamente a los disconformes. La
gente ya había soportado demasiado y, en ese gélido día, la noticia de que un
oficial británico había golpeado a un joven con la culata de su rifle corrió
rápidamente. Más tarde, cientos de bostonianos se congregaron y abuchearon al
pequeño grupo de soldados británicos, que se encontraban formados y con sus
mosquetes cargados. Los soldados dispararon a la multitud, matando
instantáneamente a Crispus Attucks y a dos personas más. Attucks tenía
ascendencia africana y nativo-americana, y se considera la primera muerte de la
Revolución Estadounidense. Fue el asesinato indiscriminado de un hombre de
color, por parte de agentes armados del Estado, lo que inició la revolución. Y
esto nos lleva a Ferguson, Missouri.
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