Por Manuel Vega Zúñiga, miembro de la Coordinadora Socialista Revolucionariae integrante de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos
“Hoy las tierras fueron regadas con sangre, mañana esas tierras florecerán dignidad, los ríos gritaran el nombre de los desaparecidos, el viento en los arboles pronunciaran el nombre de los asesinados, es por eso que jamás olvidamos, es por eso que jamás nos derrumbamos, sus almas se convierten en semillas de autonomía y dignidad, el maíz crecerá rojo y nuestra gente se alimentará de digna rabia. ¡Juchari uinapikua!”
Jimena Baltazar
Ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, personas no localizadas, uso excesivo de la fuerza pública, allanamiento de viviendas, es por ahora el saldo del terrorismo de Estado que se ha manifestado esta vez en Arantepacua, Michoacán.
Para contextualizar: Arantepacua es una comunidad indígena perteneciente al municipio de Nahuatzen, ubicado en la Meseta Purépecha del estado de Michoacán, al Occidente de México. Desde hace tiempo se encontraba en un conflicto territorial con la comunidad vecina de Capácuaro, ante lo cual las autoridades estatales han mostrado su incapacidad para resolver el conflicto de forma pacífica, por el contrario, su reacción ha sido criminal e irresponsable.
Tras un operativo fallido, la violencia de Estado ha enlutado a la comunidad dejando cuatro muertos, dos de ellos estudiantes y un menor de edad, una docena de heridos y medio centenar de indígenas detenidos.
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