MUJER, VIOLENCIA E INDUSTRIA MINERA
Tomado de: ConflictosMineros.Net Miércoles, 26 Agosto 2015 00:46
Cuando ellas decidieron levantar
su voz recibieron como respuesta violencia por parte de las empresas, del
gobierno, del Estado, de quienes estaban a favor de las mineras dentro de sus propias
comunidades e incluso dentro de sus familias. Un ejemplo de ello es el caso de
las socias del Frente de Mujeres Defensoras de la Pachamama, quienes han vivido
los impactos negativos de la minería a través de la persecución,
judicialización, criminalización y otras violaciones de sus derechos, llegando
incluso a ser privadas injustamente de su libertad, enjuiciadas penalmente con
falsas acusaciones hasta de “terrorismo organizado”; siendo además insultadas y
discriminadas por las autoridades del actual gobierno, comenzando por el propio
Rafael Correa. Y cuando no han sido ellas el blanco directo de los ataques, han
tenido que afrontar la persecución y criminalización de sus hijas/os, madres,
padres, esposos, hermanas/os, otros familiares, y/o miembros de sus comunidades
o de sus organizaciones. Comenzaron también a vivir los efectos del rompimiento
del tejido social, llegando a ser agredidas físicamente por hombres pro-mineros
a favor de las empresas Iamgold e International Mineral Corporation (IMC), con
sus proyectos Quimsacocha (hoy Loma Larga) y Río Blanco, ubicados en las
parroquias Victoria del Portete y Molleturo respectivamente[3].
A más de la violencia doméstica,
las mujeres deberán seguir haciendo frente a la violencia institucionalizada
por parte de los gobiernos y estados, cuando no a la de otros actores que se
involucran en los conflictos mineros como mafias de la droga o de la trata de
personas y/u otros grupos armados. Así la violencia se instituye en forma
permanente en los territorios ocupados y se vuelven cotidianos los casos de
mujeres violadas, heridas, asesinadas, desaparecidas, secuestradas, torturadas.
Laura Carlsen, analizando el caso de México señala: “Las mujeres organizadas
contra la minería, los megaproyectos y otras invasiones de sus derechos y
tierras entran en conflicto con adversarios inmensamente poderosos y brutales.
Las compañías de seguridad privada contratadas por los invasores, las fuerzas
gubernamentales de seguridad y las fuerzas paramilitares con frecuencia atacan
a la gente que defiende sus tierras donde las mujeres a menudo lideran estas
luchas… La Iniciativa Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos presentó
un diagnóstico de los ataques contra las defensoras en 2012. En la región, 38
fueron asesinadas, la mayor parte mujeres defendiendo tierras, territorios y
recursos.”[5]
Y no se puede dejar de mencionar
una de las formas de violencia directa contra el cuerpo de las mujeres que
genera la industria minera y que afecta cada vez con mayor fuerza a miles de
mujeres, incluso niñas y adolescentes, esto es la prostitución y el negocio de
la trata de blancas. Para mencionar sólo un ejemplo, es conocido el caso del
municipio de Bosconia en Colombia donde la minería de carbón ha provocado altos
índices de prostitución infantil y juvenil. Niñas de 13 y 14 años son obligadas
a vender sus cuerpos en una zona donde las grandes corporaciones del carbón
como la estadounidense Drummond, embolsan millonarias ganancias cada año. En su
artículo “Impactos de la minería en los derechos de las mujeres rurales”, Dana
Barón, citando una investigación periodística de agosto de 2013 referida a la
prostitución infantil en Bosconia, da a conocer que: “desde Cartagena, Pereira,
Medellín, Armenia y Cali se mueven ‘oficinas de enganche’ de menores y
prostitutas de hasta 26 años (…) estas redes criminales han montado
campamentos, cerca de las minas, para prestar servicios de entretenimiento a
los trabajadores”[6].
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