Febrero 2017,
Chihuahua capital
La Historia es de quien
la escribe…,
y la grilla, también.
Por: Tarikles
La grilla es de quien
la trabaja
En el argot de quienes
andamos en el güiri güiri, las
argumentaciones y discusiones políticas de corto recurso económico, la frase la grilla es de quien la trabaja cobra
sentido.
Oportuno hacer presente
la opinión de que todo es político.
Efectivamente, para algunas personas la frase calará en sus oídos. Aludirán a
que cala porque aburre ¡aun así!,
seguirá resultando un posicionamiento político.
“El peor analfabeto es el analfabeto
político. Él no oye, no habla ni participa en los acontecimientos políticos. No
sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pescado, de la
harina, del alquiler, del calzado y de las medicinas dependen de las decisiones
políticas. El analfabeto político es tan animal que se enorgullece e hincha el
pecho al decir que odia la política (...)”. Bertold Brecht
La política es algo más
que las discusiones aristotélicas e incluso algunas académicas y no por contradecirles
sino por pretender ubicarle en el aquí y el ahora. En otras palabras, es lo
perteneciente a la actividad política o relativa
(sic), a su actividad. La política, además
del común dicho de referirse a una persona,
que interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado, resulta de
una actividad que implica a todas las partes y personas de una comunidad, grupo
o círculo afín.
Las expresiones y discursos
sobre una supuesta neutralidad o nula participación con respecto ciertas
acciones, doctrinas, situaciones y/o personas terminan siendo un engaño. De ahí
la enorme creatividad humana de asemejarle con el arte, doctrina o manera de gobierno en bien del Estado, repasando a
Maquiavelo. La actividad de quienes
rigen o aspiran a regir los asuntos públicos, debería ser correspondiente a la actividad
de las y los ciudadanos cuando intervienen en los mismos asuntos con su
opinión, su voto o de cualquier otra forma.
Considerar arte o traza a la manera en cómo se conduce un
asunto y hacer valer los medios para lograr su fin esperado. De la misma forma,
reconocerle como aquella fuerza sinónima de orientaciones o preceptos que rigen
el desempeño de una persona o entidad en un propósito o campo explícito,
definitivamente es política. Así pues, la manera de contar las cosas, la forma
de relatar los hechos y la cualidad de describir los acontecimientos están
imbricadas políticamente.
Walter Benjamin (filósofo
alemán de principios del siglo XX), resignificó, entre otros, que la forma en cómo
se ve el pasado depende de quién cuenta la historia. En dicho autor, se resume
la crítica que llevó a que historiadores se fijaran más en las y los
"vencidos". La muchedumbre que habitualmente no era tenida en cuenta
en la historiografía, ya que han sido excluidos del poder, para hacer oír su
voz y/o contar su versión de los hechos (p. ej., las minorías, las mujeres, las
y los marginados en general).
¡A contar otra
historia!
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