Hombres desalmadospor amigosdemumiamx |
Por Mumia Abu-Jamal
El régimen de Donald Trump irradia un aura global de pavor al enseñar los dientes del Estado como un depredador, hambriento de poder.
Desde el primer día, ha utilizado el miedo, la insinuación y la mentira para vender su programa de represión, a tal grado que una de las instituciones más conservadoras del gobierno, la judicatura, se ha visto obligada a echar abajo el maniático acto de Trump contra los musulmanes.
El anterior jefe de la Suprema Corte de Estados Unidos, William Rehnquist, opinó una vez que “en tiempos de guerra, la ley se calla”. Ese axioma confirmó que el Presidente tiene su máximo poder en casos involucrando la seguridad nacional.
Con torpeza y descaro, Trump firmó una orden ejecutiva que esencialmente retó a los tribunales a oponer su prohibición a la entrada de los musulmanes a Estados Unidos (especialmente los de Siria), aun cuando tengan visas válidas. Su derrota por un tribunal federal de apelaciones fue épica.
Sin embargo, aunque sea ilegal y anti-constitucional, su mandato afecta las vidas reales de miles de personas al separar y romper familias, arrebatar a los padres de sus hijas e hijos nacidos en Estados Unidos, y sembrar semillas de angustia y sufrimiento que crecerán durante muchas generaciones.
Donald Trump cabalgó las olas de la xenofobia, el miedo y las mentiras hasta la Oficina Oval, y ahora reaviva las brasas del odio racial para ejercer el poder.
Él representa una generación casi extinta de personas que están viendo el fin de su manera de vivir. Gritan, muerden y rasguñan para frenar el reloj del cambio.
No entrarán dócilmente en aquella buena noche.
Impulsadas por el miedo y el terror al cambio, pelearán con uñas y dientes mientras intentan “Hacer América Blanca de Nuevo”.
Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.
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