por Mumia Abu-Jamal
Ferguson vive días de máxima tensión en anticipación morbosa de la
decisión del gran jurado sobre el asesinato policiaco de Mike Brown, un
joven desarmado de la comunidad negra.
Nos hemos referido a la “decisión del gran jurado”, pero a decir
verdad, no es el gran jurado que toma la decisión, sino el procurador.
Según el viejo refrán, “un procurador puede usar un gran jurado para enjuiciar una torta de jamón, si es que quiere hacerlo.”
Hace varias décadas, se conformó un gran jurado en Filadelfia para
decidir si iban a iniciar acciones penales contra los policías que
echaron una bomba contra la casa colectiva de la organización MOVE, así
asesinando a once hombres, mujeres, niñas y niños y quemando las casas
que se encontraban en varias cuadras alrededor.
Pasaron muchos meses y luego un día vino el anuncio: no encontraron indicios para hacerlo.
No presentarían ninguna acusación contra ellos.
Varios años después, el fiscal al mando del show fue nombrado Presidente de la Suprema Corte de Pensilvania. Ronald Castille.
Porque un gran jurado puede enjuiciar una torta de jamón — si es que quiere hacerlo.
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