"Somos el pueblo”. Laura Ortiz aclara que, al igual que sus compañeros, no
tiene un cargo en la Asamblea No a la Mina, de Esquel: “Somos una asamblea
horizontal.” La historia de las asambleas populares de la Argentina,
multiplicadas en este milenio por causas ambientales, tiene su piedra basal en
esta ciudad chubutense al pie de la Cordillera, donde el 82% de sus 40 mil
habitantes se manifestó en contra del emprendimiento minero que quería explotar
sus tierras.
Este mes los encuentra
celebrando los 15 años de lucha. El 4 de diciembre de 2002, más de 4000
personas salieron a la calle en rechazo al anuncio del gobernador de ese
entonces, José Luis Lizurume, quien había augurado que para enero de 2003 iba a
estar cortando la cinta de la flamante mina de Esquel. Desde ese entonces,
todos los 4 marchan por las calles, como todo ritual, para que quede impregnado
en la memoria. “Fue un antes y un después. Todos salimos a defender la vida.
Hoy está Yamana Gold, pero no puede ni va a poder explotarla. Somos un ícono histórico,
no van a poder”, reafirma Laura. En estos años lograron leyes a favor, como la
5001, aunque la lucha continúa.
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