Desde la Capital. (21-02-2016).
NO HAY ESTADO LAICO.
Por: Julio Morales Quiñones.
“En gira por los medios, tras su último informe como gobernador del EdoMéx, EPN llegó tarde a, “de 1 a 3”, programa de radio Red dirigido por Jacobo Zabludovsky. Pidió disculpas. Tras un silencio Jacobo preguntó: Señor gobernador, dígame su definición de estado laico. ” Bueno, Jacobo; Yo vengo por cuestión de mi informe; me puedes repetir la pregunta”…su definición de estado laico, le repite Jacobo -silencio- ¿estado laico? -se pregunta a sí mismo EPN- ¿no es algo que tiene que ver con la separación iglesia-estado? La anécdota abre el prólogo del libro de Bernardo Barranco “Las Batallas del Estado Laico” (2015) cierra diciendo, “Es increíble que un personaje sin claridad sobre estado laico, esté en la tesitura de transformar un artículo que atañe directamente el carácter laico del estado en el tema de la laicidad. No todo Estado laico lo es en la práctica. En sentido estricto, es la nula injerencia de toda organización o confesión religiosa en un gobierno. En sentido laxo se es neutral en materia de religión; no ejerce apoyo ni oposición explícita o implícita a ninguna organización o confesión religiosa”.
El proceso de reforma al artículo 24 Constitucional que inició en 2011, intentó incluir la enseñanza religiosa en escuelas públicas, pero la reacción en contra logró modificaciones importantes y el 19 de julio de 2013 el decreto se publicó así: “Toda persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de consciencia y religión. Se tiene derecho de participar en lo individual o colectivo en actos, mientras no violen la ley. Nadie podrá utilizar actos públicos para usar tal libertad con fines políticos”.
El estado laico es independiente de la Iglesia. Lo dicen los Artículos 124 y 130. En la Basílica, el mismo Presidente que habla de estado laico y libertad religiosa, definió a todo un Pueblo orgullosamente Guadalupano”. En donde quedan los 20 millones restantes. No solo hay debilidad conceptual en la clase política, sino pragmatismo; lo religioso se vuelve fiebre, epidemia contagiosa.
La clase política mexicana, que no logra por méritos propios, su legitimidad en el pueblo, la busca en Dios ahora.
A 37 años de la primera visita Papal, las coberturas “moquientas, descriptivas, de lloriqueos” son igual; basta de exaltar al personaje; de describir lo que comió, donde se sentó. Se requieren emisiones de contenido, con análisis, dignas de un país moderno.
Los temas centrales de Jóvenes y cuestiones carcelarias, tratados por especialistas que definan lo que dijo, como lo dijo, que calló. Su agenda fue meramente social; su forma de abordar los temas denota su particular teoría sobre la comunicación; hombre de gran autoridad moral; persona increíble; líder positivo; con sus mensajes críticos y amplios. Tocó llagas frescas; Indígenas; Samuel Ruíz a quien reivindicó; migración; trabajo.
Por su tendencia a incluir, criticó al sistema de descarte en conjunto; por desechar y no reciclar a los viejos; considerar improductivo al discapacitado y minimizar la utilidad del trabajo de los jóvenes.
Reivindicó a Padres pastorales: Por el Tatic Samuel Ruíz, oró en su tumba y Tata Vasco de Quiroga; ambos de distinto signo ideológico.
En lo religioso, regañó y sacudió a los Obispos. A Norberto Rivera y su banda, por su actitud principesca, inefectividad pastoral, ni actitud con la gente. Nada que ver con el Papa que camina, que ve y besa a los niños. Norberto no lo hace; el tocar a alguno con su mano cree que le ensucia.
El Papa marcó a los Obispos: Dejen de ser burgueses y actores de la clase política. Lo otro ocurre con los gobernadores Duarte, de Veracruz y Chihuahua; como muchos alcaldes y munícipes, son actores burgueses que entregan su tarea al Sagrado Corazón de Jesús.
El estado mexicano moderno surge de la ruptura con el poder religioso. El estado laico separa de la esfera política, lo religioso. Respetar la libertad religiosa es, creer lo que tú quieras sin afectar intereses de terceros.
El estado laico cuida ante todo el equilibrio y la defensa de los intereses minoritarios; se ocupa de grupos pequeños, religiosos, homosexuales, etnias, que ven cobijo en el estado. El problema de la clase política es que en cualquier momento viola los preceptos. EPN, por ejemplo, luego de hablar de estado laico y libertad religiosa, etiquetó en forma arbitraria al resto de mexicanos que ni se reconocen guadalupanos, ni mucho menos católicos.
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