martes, 16 de febrero de 2016

D.H. INEGOCIABLES.

Desde la Capital. (31-01-2016).

D.H. INEGOCIABLES.
Por: Julio Morales Quiñones.

Se nos inculcó, en un espacio ajeno a toda influencia político partidista o creencia religiosa, la certeza de que los derechos humanos no se negocian. Así lo reconoció el propio secretario de gobernación: “En México habrá igualdad, cuando se respeten los derechos de todos y todas, todos los días. Lo asumo y debe asumirlo toda autoridad. Los derechos humanos no son negociables: la sociedad debe ejercerlos y los gobiernos garantizarlos. Lograr su goce pleno nos obliga a poner el bienestar de las personas al centro de la acción política”. Desde siempre, las organizaciones civiles promovimos entre los afectados en sus derechos elementales, que recurran siempre a los órganos públicos creados y sostenidos por los gobiernos de los estados. Dado el imparable aumento de la impunidad en las graves violaciones, se trataba de convencer a sus distintos rangos y cargos, de la crucial necesidad de recuperar con resultados en su eficiente trabajo, la credibilidad de la sociedad.

Nuestro esfuerzo ha recibido muy baja recompensa. Una y otra vez, acudimos en busca de apoyo ante estas instancias acompañando organizadamente a los demandantes de justicia por los abusos que cometen los servidores públicos de la generalidad de dependencias municipales y estatales: Seguridad pública, vialidad, juzgados civiles, transporte, etc, pues solo a un bajísimo porcentaje de quejas se les dio la solución adecuada y el creciente rezago de pendientes acumulado nos obliga a tomar la decisión definitiva de, en lo sucesivo hacer a un lado a estas instancias y en lo futuro recurrir a otras alternativas, dado que la situación lo justifica. Nuestras apreciaciones cobran resonancia con los acres y numerosos comentarios vertidos desde los sectores afectados y otros más emitidos por enterados en la materia, debido al contenido del último informe de actividades que la CEDH rindió ante el pleno del Congreso.

Es contrastante el cumplimiento de la prevención que dice haber desarrollado la dependencia en la múltiple promoción, difusión y enseñanza dirigida a la sociedad, pues en caso dado, de que servirá que la gente haya adquirido efectivamente esos conocimientos y cobrado conciencia de defenderse, si quienes deben exigir la permanente vigencia de ese respecto se prestan al negocio y pacto de soluciones con los detractores, como lo indican las 1408 quejas radicadas en la dependencia durante 2015, de la cuales refiere, 42% se solucionaron bajo la negociación y el pacto, logrando supuestamente la restauración oportuna a las y los afectados en sus principios a cambio de, seguramente aplicar a los responsables (policías) la más breve sanción y la reinstalación casi inmediata en sus puestos, sin que el afectado se entere -por derecho- de lo realmente actuado en su favor. No en balde se comenta que la organización es en el momento -como las demás instancias- ente sumiso a los gobernantes.

En tal tesitura, se sabe que el Munícipe chapulín que como tantos otros renunció para ser precandidato al gobierno estatal, dejó proyectado -a favor de la iniciativa privada- la destrucción del legendario Parque Lerdo -al que los citadinos acudimos a diario a trotar o caminar en una atmósfera relativamente más transparente- para construir estacionamientos, pasando por encima del interés legítimo de los vecinos y paseantes. Las inmediatas manifestaciones generadas en contra, mantiene en suspenso la concreción de tal desatino, pero el riesgo renace con el arribo de un empresario suplente, pues, aunque él lo niega de inicio, ya empezó el desfile de personas con preparación dudosa, comisionadas para marcar los árboles que serán conservados o derribados. Ahora resulta que tales comisionados están  ligados al negocio de la floresta. Además, los jardineros antes limitados al mantenimiento del parque y juzgados del paseo Bolívar, extendieron su labor a regar y cortar pasto del tec-milenio, evidenciando el afán empresarial con participación de la iniciativa privada, denotando posible conflicto de intereses.


Los historiadores citadinos, aseguran que algunos árboles del Parque fueron sembrados desde 1805 y que uno de tantos fue plantado por “El Benemérito de las Américas”, durante su permanencia en la ciudad. Pero el derribo de árboles y el cierre de vías anexas de circulación, ni son problema de consciencia, ni limitación alguna para las distintas autoridades, acostumbradas a brincarse las trancas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario