Desde la Capital. (31-01-2016).
D.H. INEGOCIABLES.
Por: Julio Morales Quiñones.
“Se nos inculcó, en un
espacio ajeno a toda influencia político partidista o creencia religiosa, la certeza
de que los derechos humanos no se negocian. Así lo reconoció el propio secretario
de gobernación: “En México habrá igualdad, cuando se respeten los derechos
de todos y todas, todos los días. Lo asumo y debe asumirlo toda autoridad. Los
derechos humanos no son negociables: la sociedad debe ejercerlos y los
gobiernos garantizarlos. Lograr su goce pleno nos obliga a poner el bienestar
de las personas al centro de la acción política”. Desde siempre, las
organizaciones civiles promovimos entre los afectados en sus derechos
elementales, que recurran siempre a los órganos públicos creados y sostenidos
por los gobiernos de los estados. Dado el imparable aumento de la impunidad en
las graves violaciones, se trataba de convencer a sus distintos rangos y cargos,
de la crucial necesidad de recuperar con resultados en su eficiente trabajo, la
credibilidad de la sociedad”.
Nuestro
esfuerzo ha recibido muy baja recompensa. Una y otra vez, acudimos en busca de
apoyo ante estas instancias acompañando organizadamente a los demandantes de
justicia por los abusos que cometen los servidores públicos de la generalidad
de dependencias municipales y estatales: Seguridad pública, vialidad, juzgados
civiles, transporte, etc, pues solo a un bajísimo porcentaje de quejas se les
dio la solución adecuada y el creciente rezago de pendientes acumulado nos obliga
a tomar la decisión definitiva de, en lo sucesivo hacer a un lado a estas
instancias y en lo futuro recurrir a otras alternativas, dado que la situación
lo justifica. Nuestras apreciaciones cobran resonancia con los acres y
numerosos comentarios vertidos desde los sectores afectados y otros más
emitidos por enterados en la materia, debido al contenido del último informe de
actividades que la CEDH rindió ante el pleno del Congreso.
Es
contrastante el cumplimiento de la prevención que dice haber desarrollado la
dependencia en la múltiple promoción, difusión y enseñanza dirigida a la
sociedad, pues en caso dado, de que servirá que la gente haya adquirido
efectivamente esos conocimientos y cobrado conciencia de defenderse, si quienes
deben exigir la permanente vigencia de ese respecto se prestan al negocio y
pacto de soluciones con los detractores, como lo indican las 1408 quejas
radicadas en la dependencia durante 2015, de la cuales refiere, 42% se solucionaron
bajo la negociación y el pacto, logrando supuestamente la restauración oportuna
a las y los afectados en sus principios a cambio de, seguramente aplicar a los
responsables (policías) la más breve sanción y la reinstalación casi inmediata
en sus puestos, sin que el afectado se entere -por derecho- de lo realmente
actuado en su favor. No en balde se comenta que la organización es en el
momento -como las demás instancias- ente sumiso a los gobernantes.
En
tal tesitura, se sabe que el Munícipe chapulín que como tantos otros renunció
para ser precandidato al gobierno estatal, dejó proyectado -a favor de la
iniciativa privada- la destrucción del legendario Parque Lerdo -al que los
citadinos acudimos a diario a trotar o caminar en una atmósfera relativamente
más transparente- para construir estacionamientos, pasando por encima del
interés legítimo de los vecinos y paseantes. Las inmediatas manifestaciones
generadas en contra, mantiene en suspenso la concreción de tal desatino, pero
el riesgo renace con el arribo de un empresario suplente, pues, aunque él lo
niega de inicio, ya empezó el desfile de personas con preparación dudosa,
comisionadas para marcar los árboles que serán conservados o derribados. Ahora
resulta que tales comisionados están ligados al negocio de la floresta. Además, los
jardineros antes limitados al mantenimiento del parque y juzgados del paseo
Bolívar, extendieron su labor a regar y cortar pasto del tec-milenio, evidenciando
el afán empresarial con participación de la iniciativa privada, denotando posible
conflicto de intereses.
Los
historiadores citadinos, aseguran que algunos árboles del Parque fueron sembrados
desde 1805 y que uno de tantos fue plantado por “El Benemérito de las Américas”,
durante su permanencia en la ciudad. Pero el derribo de árboles y el cierre de
vías anexas de circulación, ni son problema de consciencia, ni limitación alguna
para las distintas autoridades, acostumbradas a brincarse las trancas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario