Una puerta a grandes desafíos revolucionarios
Un 1 de mayo en el que en catorce países trabajadoras, trabajadores, jóvenes y mujeres despertamos con la convicción de derribar las fronteras y dar un paso en la construcción de una organización revolucionaria mundial para ponerla al servicio de enfrentar la crisis actual desde su raíz.
Pero este año la historia dio un vuelco, transformando el 1M en inédito en todo el mundo, en medio de la pandemia del COVID-19 y una brutal crisis económica las y los trabajadores se han colocado en la primera línea para enfrentar esta situación. Las y los médicos, enfermeras, trabajadoras de la limpieza, de la alimentación y diversos sectores más se muestran esenciales; han develado con claridad quiénes movemos el mundo y quiénes producimos la riqueza.
Al mismo tiempo la lucha de clases se ha extendido ante las terribles condiciones del sector salud, los despidos masivos y las violaciones a los derechos laborales. Los capitalistas protegen sus ganancias sobre la vida de las y los trabajadores, los antagonismos de clase son más evidentes.
En este contexto, las organizaciones que pertenecemos a la Fracción Trotskista por la Cuarta Internacional, estamos en la primera línea del ascenso de la lucha de clases y nos hemos puesto al frente de proponer una salida integral a esta crisis. No podíamos aceptar la pasividad que nos quieren imponer los capitalistas, sus gobiernos y las burocracias sindicales a su servicio, quienes fomentan la fragmentación de nuestras filas y la salida individual a la crisis, explicando su causa como natural y por fuera de la devastación ambiental que han provocado y el ataque a los servicios sociales, que fueron desarmados en las últimas décadas.
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