Por: Luis Iván
Tarín Alcalá
Entorno al lamentable
suceso del asesinato de la hija de la diputada federal Carmen Medel, el pasado
jueves 8 de noviembre, en mi portal facebokero,
hice publico mi calificativo de que AMLO y su equipo se han comportado como
timoratos con respecto al tema de la Militarización y sus consecuencias.
“Timorato, ta: Del lat. tardío timorātus. 1. adj. Tímido, indeciso,
encogido. 2. adj. Dicho de una persona: Que se escandaliza con exageración de
cosas que no le parecen conformes a la moral convencional. 3. adj. p. us. Que
siente temor de Dios, y se gobierna por él en sus actos”. (Real Academia
Española[1])
Después de ver la primera
y segunda oleada de noticias al respecto, e incluido el segundo asesinato, de a
quien acusó la fiscalía de Veracruz como el asesino de la estudiante de
medicina Valeria Cruz Medel, queda claro que este crimen bien se puede calificar
como resultado de la Militarización en el país.
Perfectamente Felipe
Calderón le hubiese calificado como Daños Colaterales, el calificativo de quien
asesinó (El Richi) a la joven estudiante fue un Sicario y como sostienen medios
nacionales, el gobernador de Veracruz y su fiscalía todo resultó una
“confusión”[2].
El propio AMLO se refirió
en su cuenta de Twiter, de manera ligera, sobre el caso diciendo “Haremos todo lo necesario para frenar la
violencia que provoca sufrimiento a muchos mexicanos”.
Cabe recordar la tibieza,
súbita cancelación[3]
y/o fracaso[4]
al tratar de abordar el tema de la Militarización en su intento fallido de: “Foros
Escucha para la Pacificación y la Reconciliación”[5], iniciados en julio
cancelados en octubre[6], con ausencia de la participación
de estados como Veracruz, Sinaloa, Tabasco, Morelos y Tamaulipas[7], .
En el tema de la
Militarización, la frase: ¡Sicario y
Policía, la misma porquería! mantiene su vigencia.
Casi por terminar, es importante
hacer presente que los más de 30 millones de votos en favor del candidato de
MORENA, no se debieron únicamente al carisma y/o puntos positivos del personaje
de AMLO, sino al descontento acumulado décadas atrás.
Finalmente, aclarar que
aunque se reconozca el triunfo del pasado 1º de julio como legítimo de la clase
trabajadora y fragmentos más desprotegidos en México, como el Sector Rural y
los Adultos Mayores, entre otros, no se trata de equiparar a AMLO con sus
contrincantes pasados como lo fue el panista Ricardo Anaya, mucho menos con el
empresario ridículo del disfraz de los independientes, “El Bronco” y/o el
representante del Dinosaurio venido a menos, José Antonio Meade, quedando cerrada
por completo la campaña y/o elección 2018, lo que por hoy no resulta válido,
mucho menos recomendable, es el sesgo autoritario, muy similar a los de corte estalinista,
en donde no se acepte la crítica como principio básico, queriendo equiparar que
toda protesta y/o repudio contra AMLO, es sumarle a la Derecha.
¿Será que algunas de las demandas
de AMLO y la combatividad de los años del 2000 y 2006 han quedado atrás?
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