lunes, 4 de julio de 2016

Los límites de la fuerza

Intelectuales respaldan el Movimiento Popular
Tomado de: la Jornada
Por: John M. Ackerman

La fuerza no sirve para despejar carreteras. Despuésde un desalojo, los manifestantes siempre pueden reagruparse para establecer otro bloqueo un par de kilómetros más adelante. Simplemente no hay suficientes policías para establecer vallas de ambos lados de todas las carreteras del país, o siquiera en un solo estado de la República, para garantizar el paso libre de todos los camiones repartidores de Coca-Cola, Sabritas, Bimbo y Starbucks. El violento desalojo en Nochixtlán, Oaxaca, el pasado 19 de junio, no tuvo el efecto de reducir la cantidad de bloqueos, sino de multiplicarlos a lo largo y ancho de la nación.

Las escuelas tampoco se pueden abrir por la fuerza. A los maestros no se les puede obligar a impartir clases a punta de pistola y los policías no cuentan con el entrenamiento magisterial necesario para remplazar a los docentes. De cualquier manera, pocos padres de familia enviarían sus hijos a estudiar a escuelas custodiadas por militares.

Las amenazas de Miguel Ángel Osorio Chong el pasado viernes, sobre la inminente utilización de la fuerza con el fin de acabar con el movimiento magisterial, no son más que ladridos del proverbial perro que no puede morder. Una nueva represión violenta contra el movimiento magisterial no apagaría el fuego de la resistencia, sino que incendiaría la pradera de la indignación en todo México. La única forma para resolver el conflicto es por medio del diálogo y la negociación.

El contexto internacional tampoco es propicio para la utilización de la fuerza. Durante su viaje a Canadá, la semana pasada, quedó perfectamente claro que Enrique Peña Nieto ya no cuenta con un cheque en blanco de parte de la opinión pública internacional y que su gran amigoBarack Obama no lo respalda como antes. Durante la cumbre de líderesde América del Norte, Peña Nieto fue perseguido por constantes protestas de la sociedad civil, duramente cuestionado por su erróneo concepto de populismo, interrogado severamente sobre la masacre de Nochixtlán y, en general, ignorado por los líderes de Canadá y Estados Unidos...



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