Declaración del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos
Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, con motivo de su visita a México
Tomado de: Onudh Mexico
Miércoles, 07 Octubre 2015
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Buenas tardes,
Hace poco más de cuatro años desde que mi predecesora, Navi
Pillay, fue invitada a México. Desde entonces ha habido desarrollos
legislativos muy importantes, incluyendo la Reforma Constitucional de 2011 y
las enmiendas que han pavimentado el camino para nuevas leyes generales que
atienden dos de las más apremiantes problemáticas de derechos humanos: la
desaparición forzada y la tortura. La adopción e implementación de estas dos
leyes requerirá la activa participación de víctimas y organizaciones de la sociedad
civil y ambas deberán cumplir cabalmente con los estándares internacionales de
derechos humanos.
A nivel internacional, por muchos años México ha sido un
acérrimo defensor de los derechos humanos. Desde 2002, ha albergado una sólida
oficina de derechos humanos de la ONU en el terreno, que cuenta hoy en día con
30 funcionarios. México ha jugado un papel muy importante y constructivo en el
Consejo de Derechos Humanos en Ginebra; recientes ejemplos de este positivo
compromiso incluyen el auspicio a algunas resoluciones clave sobre los derechos
de los migrantes, pueblos indígenas y personas con discapacidad, así como sobre
la independencia de las juezas y los jueces. México también ha ratificado casi
todos los tratados internacionales de derechos humanos más importantes.
Estadísticas oficiales muestran
que 98% de los crímenes cometidos en México quedan sin resolver; la mayoría de
ellos no son nunca propiamente investigados. Por tanto no es sorprendente que
la ciudadanía mexicana se sienta insegura – no obstante la baja en la tasa de
homicidios y secuestros, misma que saludamos.
Para un país que no se encuentra
en medio de un conflicto, las cifras calculadas son, simplemente, impactantes:
151,233 personas asesinadas entre diciembre de 2006 y agosto de 2015,
incluyendo miles de migrantes en tránsito. Desde 2007, hay al menos 26,000
personas cuyo paradero se desconoce, muchas posiblemente como resultado de
desapariciones forzadas. Miles de mujeres y niñas son abusadas sexualmente o se
convierten en víctimas de feminicidio. Y prácticamente nadie ha sido condenado
por dichos crímenes.
¿Cosas imposibles?
En esta línea, en su momento
entregaré una lista de recomendaciones para el Gobierno mexicano. Mientras
tanto, me gustaría enfatizar la necesidad de llevar a cabo las siguientes
medidas clave:
a)Fortalecer
de manera urgente las procuradurías en el país para asegurar que las
violaciones de derechos humanos sean propiamente investigadas, conduciendo a
resultados en tiempo.
b)Fortalecer
de manera urgente la capacidad de la policía para llevar a cabo sus funciones
de seguridad pública en línea con las obligaciones de derechos humanos,
incluyendo el desarrollo de un marco legal sobre el uso de la fuerza.
c Adoptar
un cronograma para el retiro de las fuerzas militares de las funciones de
seguridad pública.
d) Implementar
las recomendaciones del GIEI y considerar mecanismos similares de seguimiento
para otros casos graves.
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