Por: Jorge Alcocer
Las elecciones presidenciales en México están a la vuelta de la
esquina este 2018, a seis años de que Andrés Manuel López Obrador (AMLO)
anunció que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se
convertiría en partido político para contender a elecciones desde un
discurso de supuesta izquierda pero que ha naufragado ideológica y
políticamente. Morena surgió como respuesta de las masas al proceso de
degeneración en el Partido de la Revolución Democrática (PRD),
constituido por activistas democráticos de diversos sectores sociales
que querían derrotar al PRI. Sin embargo, la dirección de Morena,
encabezada por AMLO está tornando cada vez más abiertamente a la derecha
mostrando al partido como una opción para controlar a las masas
inconformes y para garantizar los intereses de la burguesía nacional y
extranjera.
Además,
están las recientes declaraciones de Obrador en las que llamó al pueblo a
“guardar la calma” con respecto a la aprobación de la Ley de Seguridad
Interior. Ello no es sorprendente ya que, a
pesar de que los legisladores de MORENA votaron en contra de la Ley de
Seguridad Interior (LSI), en su Proyecto de nación 2018-2014 se dice:
“mientras se lleva a cabo la reestructuración de los órganos policiales”
las Fuerzas Armadas seguirán participando en las labores de seguridad
hasta que se les sustituya con la creación de una Guardia Nacional donde
participarán militares y marinos, con el propósito de “aprovechar el
conocimiento y la disciplina de estas fuerzas así como todos sus
recursos materiales”. Dicha propuesta no se diferencia mucho de la
actual estrategia de combate al crimen mediante el uso del Ejército, al
contrario, la esencia se mantiene: las fuerzas armadas deben permanecer
en las labores de seguridad hasta que no se sustituyan con una Guardia
Nacional, que estará conformada por marinos y militares (Fuente: MORENA,
Proyecto de Nación 2018-2024: págs. 100-104: http://proyecto18.mx/).
Además, lo
anterior se suma a la reciente propuesta de AMLO sobre dar amnistía a
los grandes capos del crimen organizado como una manera de “traer paz y
estabilidad al país”, ello, a costa del dolor y la exigencia de justicia
de cientos de miles de familias que han perdido a seres queridos en la
supuesta “guerra contra el narco”. AMLO sabe que el crimen organizado
tiene un gran peso en la definición de quién ocupará la silla
presidencial, por lo que más que una ocurrencia inocente, su propuesta
constituye un mensaje directo al sector de la burguesía criminal para
darle a entender que, si llega al poder, no los castigará ni pondrá en
peligro sus negocios, es decir, seguirán gozando de total impunidad
justo como ha ocurrido hasta ahora.
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