jueves, 23 de agosto de 2018

¡Bocanada de aire!


Por: Luis Iván Tarín Alcalá

Una bocanada de aire significa un respiro, una posibilidad para reacomodar las cosas y quedar en una posición “mejor”.

El reciente triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), debería ser interpretado de la misma forma.

Al menos, para quienes apelamos a un cambio social más profundo, que incluya un reacomodo económico y político en términos más justos y equitativos.

Lo anterior implicaría por necesidad entender que para quienes vivimos en México, estamos ante un nuevo escenario político a partir del 1º de julio.

Si bien, no hemos llegado a nuevas reglas, cambios profundos ni reales, sí lo estamos ante una nueva correlación de fuerzas.

Los 30,113,483 votos en favor de AMLO así lo ratifican: en ellos existe una esencia, no pueden ser, ni son los mismos que votaron por Vicente Fox (15,989,663), Felipe Calderón (15,000,284) y/o Enrique Peña Nieto (19,226,784).

Es significativo concebir que las fuerzas aún no se terminan de acomodar, ni mucho menos transmutarse.

Pero dentro de lo que se ha dejado ver de este cambio, lo primero, a decir, es que no se observa tan profundo como se prometió.

Una segunda idea es que el transmute parece no favorecer ¡tanto! a éstas más de 30 millones de personas que votaron por el prometido candidato.

El tercer comentario, refiere a que la reconfiguración política después de la contienda electoral del 1º de julio y el reacomodo de personajes nuevos, viejos e implicados asoma ayudar en pocos aspectos a ésas mismas personas que votaron en favor de ése cambio.

La única manera de evitar que el respiro se convierta en una bocanada de aire frío, será seguir manteniendo las cosas calientitas ¡Ya saben! mantener la agitación política para que se cumplan los mínimos requeridos de las promesas que movieron a esas más de 30 millones de personas.






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