miércoles, 2 de noviembre de 2016

¡La violencia es política!


Octubre 2016, Chihuahua capital.
¡La violencia es política!
Por: Tarikles

Se terminó la fiesta ¡Qué, Qué! Que se acabó la fiesta…, la frase populacha vertida principalmente en lugares de ocio y de esparcimiento nocturno de la localidad derivada de una melodía guapachosa, comienza por emerger a manera de fantasma. Quienes vivimos en las dos principales ciudades del estado de Chihuahua, a partir de la toma de poder de Javier Corral el pasado 4 de octubre, fácilmente hemos podido detectar el incremento del patrullaje mutuo entre quienes se encargan de la vialidad y el tránsito vehicular, la seguridad municipal y estatal así como destacamentos y personal con salarios de carácter federal. Células Mixtas llamaron en alguna ocasión.      
          
Rayando en el lugar común de decir que ¡Todo es político!, la frase contiene vigencia para nuestros días. A diferencia de los mensajes que se mandan desde el poder, baste revisar la prensa local de Chihuahua y ciudad Juárez para comprobar los niveles de violencia en aumento. El fin de semana, coincidente con el cierre del mes de octubre sumaron, según portales en la Internet, 27 ejecuciones sin ninguna detención. Que la violencia (feminicidios, ejecuciones y desapariciones) hayan vuelto a subir sus índices, una vez posesionado Javier Corral como gobernador, no resulta fortuito. Discurrir sobre política continuamente nos lleva a discernir sobre el poder. Siempre o casi siempre, versa el poeta, las cosas suceden cuando acontecen. Como cuando decimos que se tratará un asunto políticamente, aspiramos estrictamente a posicionar una idea. ¿Cuál?, la particular del asunto. Política dentro del latín y el griego antiguo refieren a la diligencia pertinente de la ciudadanía. Explicitado como arte, doctrina o administración referente al gobierno de los Estados Nación, la RAE[1] asume el asunto político como lo perteneciente o relativo a la doctrina política, que es lo mismo que respectivo a la actividad pública. En otras palabras, hablar del bien común.

Vuelve entonces el dicho corriente de que ¡todo es político!…, los tiempos presentes menean la cuestión. Los días transcurridos del inicio del 2016 a la fecha, se han visto llenos de protestas y reyertas callejeras, por tanto políticas. Dando importancia, o no, al color de las escaramuzas y reclamos en calle, éstos, no son más que el reflejo vivo de los conflictos sociales, perdón, de las expresiones públicas que presentan intereses en aprieto o conflicto de intereses, como se quiera, que padecemos. No es aleatorio que después de unos días de estar sentado en la silla gubernamental Javier Corral, haya reactivado los operativos policiacos y militares al interior del estado. No sólo se trató del uso de la fuerza pública para reprimir la manifestación de chóferes y mecánicos que tuvo lugar en la capital del estado el pasado martes 18. El mensaje quedó claro, el tiempo electoral terminó. La transición se ha cumplido. Ya no hay necesidad de protestar y andar en la calle, ya que Corral and CIA han llegado. En verdad Corral creyó que su fuerza deviene más de lo popular que de lo económico. La administración de la violencia se ha demostrado en vastos sentidos como mecanismo de control de la población. Hoy en día, tiene vigencia compartir la fórmula de a mayor número de policías y militares más violencia. Se encuentra completamente extendida la idea de que a raíz de la militarización del país, por medio de la Guerra vs el Narco, los índices de feminicidios, ejecuciones y desapariciones aumentaron. ¡Insisto! El mensaje es claro. Lo que nos dicen las acciones desde las oficinas del Gobierno del Estado y el Ayuntamiento Municipal, es el regreso de la violencia como mecanismo y método de contención social.   
    
Se entiende como el poder público, aquél sustraído de la convivencia humana. No importa se hable de Estado, empresa, sindicato, agrupación, escuela, o cualquier otro espacio. Lo clásico para muchas personas apunta a definir la política como el ejercicio del poder en relación a un conflicto de intereses. Vastas son las definiciones de la política como juego o dialéctica amigo-enemigo, que tiene en la guerra su máximo término. (Carl Schmitt, Maquiavelo, Duverger, Max Weber, por mencionar algunos). Más allá, interpretando a Gramsci a través de su concepto de hegemonía, revaloro el quehacer político por su contenido concreto como por su formación lógica, como cuerpo, por tanto entendido en desarrollo. Concebir que el Estado (poder), no sólo se instaura de facto por la vía de los hechos sino que requiere de un determinado consenso. A contra pelo de la imposición individualista y exacerbada con que se nos ha educado nacemos en una comunidad, inevitablemente autorreferente. En tanto sujetos de cultura, somos parte de lo mismo. Somos producto y productores de nuestra propia sociedad. Una expresión correcta y amplia de “política”, se muestra cuando se le reconoce como una actividad de la que es muy difícil o imposible sustraerse, por encontrarse siempre y necesariamente cuando se refiera a un colectivo u colectividad.

Son tiempos de hacer política, de salir a la calle. ¡Hoy por hoy! las reuniones, los grupos, los métodos asamblearios, los cabildeos populares han vuelto a la escena pública. Asambleas Populares por doquier es el salvoconducto. La actividad de las y los ciudadanos cuando intervienen en los asuntos públicos con su opinión, voto o de cualquier otro modo resultan menester político importante. Recuperar la traza que conduce a un asunto y que a su vez, se empleen los medios necesarios y suficientes para alcanzar un fin determinado, es política. No debemos dejar de lado que el capital arrecia. La presencia de muchas violencias brinca públicamente cada vez más, la continua y mayor presencia de policías y militares en las calles lo refuerza. La violencia es política, y en este caso resulta preventiva para contener el movimiento social que deberá responder la embestida capitalista. El mundo no ha logrado salir, ni siquiera avizorar idea clara de cómo librar los problemas derivados de la gran crisis económica del 2008 producto de la Burbuja Inflacionaria. El dólar ronda por los $20.00, el aumento de la Luz vuelve según anunció la CFE, los feminicidios, ejecuciones y desapariciones están a la orden del día, las reformas estructurales continúan el deterioro nacional. Más allá de las estrategias falaces por contener la violencia y minimizar la desigualdad social a través de medios institucionales, mismos que han demostrado no funcionar para resolver los apremios sociales, se encuentra presente una embestida de parte de los gobiernos neoliberales despojando a los pueblos originarios de sus recursos y territorios, desarticulando y atacando al Estado de Bienestar, los derechos y conquistas laborales todo como parte de la privatización por medio de la reducción y deterioro de servicios y derechos básicos como salud, alimentación, educación, seguridad, vivienda, luz y agua.     
      
Ante la violencia de las y los poderosos surgen y persisten las violencias de abajo. Aquellas que resisten y combaten por su sobrevivencia. Una capa cada vez más extensa crece en los suburbios urbanos; marginales, excluidas y excluidos de servicios, prestaciones sociales y de salud. Resultado de una especie de estira y afloja, ante el incremento-recrudecimiento de sus políticas y violencia, mayor convulsión social. Cabe decir, que existe un riesgo mayor con el manejo de la violencia por parte del Estado. Tanto va el cántaro al agua…, hasta que termina cediendo, versa otra frase popular. Pretendo simplemente evocar como respuesta, a manera de paráfrasis, que no vaya a resultar que sus acciones, su política de la violencia, generé que el México Profundo de Bonfil Batalla, responda de manera violenta e irracional.

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