Octubre 2016,
Chihuahua capital.
¡La violencia es
política!
Por: Tarikles
Se
terminó la fiesta ¡Qué, Qué! Que se acabó la fiesta…,
la frase populacha vertida principalmente en lugares de ocio y de esparcimiento
nocturno de la localidad derivada de una melodía guapachosa, comienza por
emerger a manera de fantasma. Quienes vivimos en las dos principales ciudades
del estado de Chihuahua, a partir de la toma de poder de Javier Corral el
pasado 4 de octubre, fácilmente hemos podido detectar el incremento del
patrullaje mutuo entre quienes se encargan de la vialidad y el tránsito
vehicular, la seguridad municipal y estatal así como destacamentos y personal con
salarios de carácter federal. Células
Mixtas llamaron en alguna ocasión.
Rayando en el lugar
común de decir que ¡Todo es político!, la frase contiene vigencia para nuestros
días. A diferencia de los mensajes que se mandan desde el poder, baste revisar
la prensa local de Chihuahua y ciudad Juárez para comprobar los niveles de
violencia en aumento. El fin de semana, coincidente con el cierre del mes de
octubre sumaron, según portales en la Internet, 27 ejecuciones sin ninguna
detención. Que la violencia (feminicidios, ejecuciones y desapariciones) hayan
vuelto a subir sus índices, una vez posesionado Javier Corral como gobernador,
no resulta fortuito. Discurrir sobre política
continuamente nos lleva a discernir sobre el poder. Siempre o casi siempre,
versa el poeta, las cosas suceden cuando acontecen. Como cuando decimos que se
tratará un asunto políticamente, aspiramos estrictamente a posicionar una idea.
¿Cuál?, la particular del asunto. Política dentro del latín y el griego
antiguo refieren a la diligencia pertinente de la ciudadanía. Explicitado como
arte, doctrina o administración referente al gobierno de los Estados Nación, la
RAE[1]
asume el asunto político como lo perteneciente o relativo a la doctrina
política, que es lo mismo que respectivo a la actividad pública. En otras
palabras, hablar del bien común.
Vuelve entonces el
dicho corriente de que ¡todo es político!…, los tiempos presentes menean la cuestión. Los días transcurridos
del inicio del 2016 a la fecha, se han visto llenos de protestas y reyertas
callejeras, por tanto políticas. Dando importancia, o no, al color de las
escaramuzas y reclamos en calle, éstos, no son más que el reflejo vivo de los
conflictos sociales, perdón, de las expresiones públicas que presentan
intereses en aprieto o conflicto de intereses, como se quiera, que padecemos.
No es aleatorio que después de unos días de estar sentado en la silla
gubernamental Javier Corral, haya reactivado los operativos policiacos y
militares al interior del estado. No sólo se trató del uso de la fuerza pública
para reprimir la manifestación de chóferes y mecánicos que tuvo lugar en la
capital del estado el pasado martes 18. El mensaje quedó claro, el tiempo
electoral terminó. La transición se ha cumplido. Ya no hay necesidad de protestar
y andar en la calle, ya que Corral and CIA han llegado. En verdad Corral creyó
que su fuerza deviene más de lo popular que de lo económico. La administración
de la violencia se ha demostrado en vastos sentidos como mecanismo de control
de la población. Hoy en día, tiene vigencia compartir la fórmula de a mayor
número de policías y militares más violencia. Se encuentra completamente
extendida la idea de que a raíz de la militarización del país, por medio de la
Guerra vs el Narco, los índices de feminicidios, ejecuciones y desapariciones
aumentaron. ¡Insisto! El mensaje es claro. Lo que nos dicen las acciones desde
las oficinas del Gobierno del Estado y el Ayuntamiento Municipal, es el regreso
de la violencia como mecanismo y método de contención social.
Se entiende como el
poder público, aquél sustraído de la convivencia humana. No importa se hable de
Estado, empresa, sindicato, agrupación, escuela, o cualquier otro espacio. Lo
clásico para muchas personas apunta a definir la política como el ejercicio del poder en relación a un conflicto
de intereses. Vastas son las definiciones de la política como juego o
dialéctica amigo-enemigo, que tiene en la guerra su máximo término. (Carl
Schmitt, Maquiavelo, Duverger, Max Weber, por mencionar algunos). Más allá,
interpretando a Gramsci a través de su concepto de hegemonía, revaloro el
quehacer político por su contenido concreto como por su formación lógica, como cuerpo,
por tanto entendido en desarrollo. Concebir que el Estado (poder), no sólo se
instaura de facto por la vía de los hechos sino que requiere de un determinado
consenso. A contra pelo de la imposición individualista y exacerbada con que se
nos ha educado nacemos en una comunidad, inevitablemente autorreferente. En
tanto sujetos de cultura, somos parte de lo mismo. Somos producto y productores
de nuestra propia sociedad. Una expresión correcta y amplia de “política”, se muestra cuando se le
reconoce como una actividad de la que es muy difícil o imposible sustraerse,
por encontrarse siempre y necesariamente cuando se refiera a un colectivo u
colectividad.
Son tiempos de hacer
política, de salir a la calle. ¡Hoy por hoy! las reuniones, los grupos, los
métodos asamblearios, los cabildeos populares han vuelto a la escena pública. Asambleas
Populares por doquier es el salvoconducto. La actividad de las y los ciudadanos
cuando intervienen en los asuntos públicos con su opinión, voto o de cualquier
otro modo resultan menester político importante. Recuperar la traza que conduce
a un asunto y que a su vez, se empleen los medios necesarios y suficientes para
alcanzar un fin determinado, es política. No debemos dejar de lado que el
capital arrecia. La presencia de muchas violencias brinca públicamente cada vez
más, la continua y mayor presencia de policías y militares en las calles lo
refuerza. La violencia es política, y en este caso resulta preventiva para
contener el movimiento social que deberá responder la embestida capitalista. El
mundo no ha logrado salir, ni siquiera avizorar idea clara de cómo librar los
problemas derivados de la gran crisis económica del 2008 producto de la Burbuja
Inflacionaria. El dólar ronda por los $20.00, el aumento de la Luz vuelve según
anunció la CFE, los feminicidios, ejecuciones y desapariciones están a la orden
del día, las reformas estructurales continúan el deterioro nacional. Más allá
de las estrategias falaces por contener la violencia y minimizar la desigualdad
social a través de medios institucionales, mismos que han demostrado no
funcionar para resolver los apremios sociales, se encuentra presente una
embestida de parte de los gobiernos neoliberales despojando a los pueblos
originarios de sus recursos y territorios, desarticulando y atacando al Estado de Bienestar, los derechos y
conquistas laborales todo como parte de la privatización por medio de la
reducción y deterioro de servicios y derechos básicos como salud, alimentación,
educación, seguridad, vivienda, luz y agua.
Ante la violencia de
las y los poderosos surgen y persisten las violencias de abajo. Aquellas que
resisten y combaten por su sobrevivencia. Una capa cada vez más extensa crece
en los suburbios urbanos; marginales, excluidas y excluidos de servicios,
prestaciones sociales y de salud. Resultado de una especie de estira y afloja,
ante el incremento-recrudecimiento de sus políticas y violencia, mayor
convulsión social. Cabe decir, que existe un riesgo mayor con el manejo de la
violencia por parte del Estado. Tanto va el cántaro al agua…, hasta que termina
cediendo, versa otra frase popular. Pretendo simplemente evocar como respuesta,
a manera de paráfrasis, que no vaya a resultar que sus acciones, su política de
la violencia, generé que el México
Profundo de Bonfil Batalla, responda de manera violenta e irracional.
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