Tomado de: Amigos de Mumia |
por Mumia Abu-Jamal
Con un nombre como Laquán, podemos dar por sentado su negritud. De mediana estatura, alrededor de 157 centímetros y un peso de 59 kilos, Laguán corre alegremente por una avenida en Chicago, con el abandono típico de los adolescentes.
Parece que en lugar de correr, da brincos. En su mano sostiene una navaja que mide alrededor de 7.6 centímetros. Uno casi puede sentir el zumbido de la testosterona juvenil que corre por sus venas –un río subterráneo de fortaleza asegurándole que es invencible, que puede atravesar paredes de un puñetazo, ser golpeado por una montaña y levantarse.
Y luego, sin aviso, se escucha un disparo. Le da vueltas como un trompo, 360 grados.
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