miércoles, 10 de junio de 2015

Devastación por los coyotes del carbón

Devastación por los coyotes del carbón


La Profepa ignora denuncias, los alcaldes están coludidos y el gobernador no actúa.

(Sanjuana Martínez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 15 de marzo de 2015, p. 10
Palaú, Coah.)

Las montañas de desechos de carbón rodean este pequeño pueblo minero del municipio de Múzquiz. Recorrer el camino rumbo al ejido El Naranjo es como transitar por otro planeta, cubierto de basureros tóxicos generados por la planta lavadora de carbón propiedad de Grupo Acerero del Norte (GAN), del holding de Altos Hornos de México (Ahmsa).

Gobierno, empresarios, concesionarios y coyotes del carbón fueron acumulando ilegalmente terreros y basureros tóxicos, que ahora es imposible eliminarlos.

En la zona carbonífera sólo se salvan de la devastación las cabeceras municipales de Sabinas y Múzquiz, donde viven los dueños del carbón, pero pueblos mineros como Cloete, Palaú, Agujita, Barroterán, La Florida o Nueva Rosita ofrecen una imagen de destrucción generalizada.

El daño ambiental que están produciendo es gravísimo. Están encapsulando a los pueblos, bloqueando caminos, dejando desechos tóxicos y grandes terreros. Frente a esto, la salud de las personas está seriamente dañada. Y sin embargo, de las enfermedades nadie habla, afirma.

Sacan carbón de las casas, de los parques, de las canchas deportivas. Pareciera que los pueblos están para cubrir los daños que provocan, comenta.

¿Cómo es posible que después de 20 años de la privatización de las minas y de que la planta lavadora pasó a ser de Ahmsa, el pueblo de Palaú siga en esas condiciones? Cuando llueve, la gente no puede circular por la cantidad de lodo negro, y las mujeres se la pasan lavando ropa del mugrero generado por esa planta ubicada en el pueblo, indica.

“Es un ecocidio lo que sucede aquí; Es un daño irreversible, imposible de resarcir, de convertirlo en un proyecto verde. Urge reforestar, limpiar los ríos y cancelar la industria del carbón, como se hizo en Inglaterra”, señala.

Lo peor, dice, es el daño a la salud, que nadie contabiliza ni registra: “Las enfermedades por la contaminación de la producción del carbón están dañando ojos, mucosas, pulmones y piel. El sistema reproductivo y digestivo se ve seriamente afectado. Hay cáncer, asma, enfermedades cardiacas y pulmonares, así como cataratas. La toxina que produce el carbón puede matar gente en muy poco tiempo. Es un ecocidio”, concluye el activista.

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