Devastación por los coyotes del
carbón
La Profepa ignora denuncias, los
alcaldes están coludidos y el gobernador no actúa.
(Sanjuana Martínez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 15 de marzo de 2015, p.
10
Palaú, Coah.)
Las montañas de desechos de
carbón rodean este pequeño pueblo minero del municipio de Múzquiz. Recorrer el
camino rumbo al ejido El Naranjo es como transitar por otro planeta, cubierto
de basureros tóxicos generados por la planta lavadora de carbón propiedad de
Grupo Acerero del Norte (GAN), del holding de Altos Hornos de México (Ahmsa).
Gobierno, empresarios, concesionarios
y coyotes del carbón fueron acumulando ilegalmente terreros y basureros
tóxicos, que ahora es imposible eliminarlos.
En la zona carbonífera sólo se
salvan de la devastación las cabeceras municipales de Sabinas y Múzquiz, donde
viven los dueños del carbón, pero pueblos mineros como Cloete, Palaú, Agujita,
Barroterán, La Florida o Nueva Rosita ofrecen una imagen de destrucción
generalizada.
El daño ambiental que están
produciendo es gravísimo. Están encapsulando a los pueblos, bloqueando caminos,
dejando desechos tóxicos y grandes terreros. Frente a esto, la salud de las
personas está seriamente dañada. Y sin embargo, de las enfermedades nadie
habla, afirma.
Sacan carbón de las casas, de los
parques, de las canchas deportivas. Pareciera que los pueblos están para cubrir
los daños que provocan, comenta.
¿Cómo es posible que después de
20 años de la privatización de las minas y de que la planta lavadora pasó a ser
de Ahmsa, el pueblo de Palaú siga en esas condiciones? Cuando llueve, la gente
no puede circular por la cantidad de lodo negro, y las mujeres se la pasan
lavando ropa del mugrero generado por esa planta ubicada en el pueblo, indica.
“Es un ecocidio lo que sucede
aquí; Es un daño irreversible, imposible de resarcir, de convertirlo en un
proyecto verde. Urge reforestar, limpiar los ríos y cancelar la industria del
carbón, como se hizo en Inglaterra”, señala.
Lo peor, dice, es el daño a la salud,
que nadie contabiliza ni registra: “Las enfermedades por la contaminación de la
producción del carbón están dañando ojos, mucosas, pulmones y piel. El sistema
reproductivo y digestivo se ve seriamente afectado. Hay cáncer, asma,
enfermedades cardiacas y pulmonares, así como cataratas. La toxina que produce
el carbón puede matar gente en muy poco tiempo. Es un ecocidio”, concluye el
activista.
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