Este incipiente sexenio es considerado el más violento de las últimas décadas. Según datos del INEGI en el 2019 se registraron 36 mil 476 homicidios dolosos en el País, con cifras similares al 2018, siendo las entidades más violentas Guanajuato, Estado de México, Chihuahua, Baja California, Jalisco, Michoacán.
En el informe que dio a conocer Durazo Montaño la semana pasada, mostró un “mapa de calor” en donde Empalme, Guaymas y Caborca están entre las zonas más conflictivas en cuanto a homicidios dolosos en el País, por el trasiego de drogas que integran junto con Chihuahua el “Triángulo Dorado”.
En los últimos días la zona del Valle del Yaqui ha sido el escenario del estallido de violencia del narcotráfico, registrando hasta la fecha 275 ejecutados, por lo que el informe de la secretaría de Seguridad ubica a Cajeme entre las diez ciudades del País en “focos rojos”.
En esa categoría de ciudades en focos rojos o de extrema violencia están Tijuana, Tecate, Ensenada en Baja California; Cajeme y Guaymas, en Sonora; Ciudad Juárez, en Chihuahua; y Fresnillo, Zacatecas.
Eso lo reconoce la Secretaría de Seguridad Pública nacional que encabeza Alfonso Durazo Montaño, pero lo increíble es que no se haga nada extraordinario para combatir el problema, ni una aspirina para tratar de atacar el cáncer del narco que corroe Sonora y el País.
Por ello no es extraño que algunos gobernantes como la alcaldesa de Hermosillo Célida López Cárdenas, pegue el grito en el cielo por la incesante narco violencia que también salpica a la capital sonorense, y proponga fusilar a los vendedores de droga para que dejen de envenenar a nuestros niños y jóvenes.
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