Los nazis pegan la carrera. Debemos felicitar calurosamente a
las decenas de miles de guerreros anti-nazis que han superado en
organización y números a los supremacistas blancos en todo el país,
entre ellos los contingentes del Partido de Libertad Socialista (FSP) y
de las Mujeres Radicales.
El grupo islamofóbico Act for America canceló 67 marchas de
“Primero EUA” a la vez que se cancelaron otras manifestaciones desde
Boston hasta Atlanta. Se forzó al gurú reaccionario Steve Bannon a salir
de la Casa Blanca, y renunciaron los CEOs de los concilios de asesores
de la Casa Blanca. Los sitios Web de supremacistas como Vanguard America fueron expulsados del Internet.
Las personas que nos resistimos a la ultraderecha ahora tenemos la
oportunidad de analizar la amenaza de la extrema derecha, evaluar
nuestras estrategias y reforzar nuestras defensas.
Acusando a los anti-fascistas de “violentos.” Las corrientes
fascistas crecen cuando la gente se siente sitiada y desesperada, y
ambos partidos del capitalismo de EEUU han ayudado a preparar el terreno
para su avance hoy día. Después de varias décadas en que la clase
trabajadora ha perdido terreno tanto bajo los demócratas como los
republicanos, la anémica recuperación después de la crisis económica de
2008 y las turbias perspectivas para el futuro están alimentando las
inseguridades y los temores de la gente.
Ambos partidos están fomentando la tolerancia ante el comportamiento
racista y sexista y están dufundiendo la paranoia sobre los inmigrantes y
el “terrorismo islámico”, lo cual impulsó el surgimiento de Donald
Trump y sus partidarios de extrema derecha.
¡El objetivo de los antifascistas no es privar a los ultraderechistas
de su libertad de expresión, sino ganar la batalla de ideas mediante el
ejercicio vigoroso de nuestros propios derechos conferidos por la
Primera Enmienda!
La implicación del movimiento laboral es esencial, porque cuando el
capitalismo toma la ruta fascista, lo hace como un último intento de
sobrevivir en un momento de crisis en el que arrasa con todas las
organizaciones obreras. Y si los líderes laborales hacen algo más que
simplemente respaldar la lucha en papel, pueden aportar a la batalla
fuerzas disciplinadas en cantidades críticas. El crédito es de la International Longshore and Warehouse Union
y a la Hermandad Internacional de Trabajadores de la Electricidad,
quienes se organizaron y acudieron al área de la Bahía de San Francisco y
a los muchos sindicalistas individuales que participaron en todo el
país.
La enorme contraprotesta de Boston de 40,000 personas inmediatamente
después de Charlottesville, fue un electrizante éxito. Cuatro grupos de
izquierda con diferentes políticas colaboraron para crear una lista de
demandas y construir la impresionante protesta “Apoyemos la Solidaridad —
Opongámonos a la Supremacía Blanca” contra un evento racista de
“libertad de expresión” del 19 de agosto. Recibieron un amplio apoyo de
numerosos grupos de base y se manifestaron en Boston Commons,
exactamente el sitio que los derechistas querían ocupar. Aunque los
organizadores planeaban una manifestación pacífica, dejaron claro que la
gente tenía derecho a defenderse.
La situación fue diferente en el área de la bahía el 26 y 27 de agosto.
Los activistas se enteraron en julio de que los nacionalistas blancos
volverían de nuevo — por la “Libertad de Expresión” en San Francisco y
el “Di no al marxismo” en Berkeley. Los medios de comunicación se
concentraron en la posibilidad de violencia, y los funcionarios
liberales de la ciudad de Berkeley pidieron que se mantuvieran alejados
los posibles contra-manifestantes. Por desgracia, la mayoría de los
grupos de izquierda acató este perjudicial consejo. La Organización
Socialista Internacional, los Socialistas Democráticos de América y la
Voz de los Trabajadores organizaron en Berkeley una “Manifestación
contra el Odio” que recibió el apoyo de Acción Socialista y Alternativa
Socialista entre otros, a ocho manzanas de distancia del lugar donde estaba planeado el evento de la derecha.
Ésta es una estrategia equivocada y peligrosa. Enfrentarse
directamente a los movimientos fascistas incipientes es la única manera
de hacerlos retroceder antes de que se hagan poderosos. También es
peligroso minimizar la amenaza que representan, como lo hace la Acción
Socialista en un artículo que los describe como “pequeños grupos de
reaccionarios aislados y patéticos”. Alentar a las personas a
enfrentarse a la amenaza de extrema derecha, sin menospreciarla, es el
camino para infundir confianza en nuestra capacidad de ganar.
Esto es lo que hizo el FSP del Área de la Bahía, trabajando en la coalición ad hoc
Comunidades contra el Racismo y el Fascismo, para correr la voz.
Cientos de anti-nazis llegaron al Parque Martin Luther King Jr. del
Centro Cívico lo suficientemente temprano para tomar control del
escenario. Si había ultra-derechistas presentes, estaban escondidos. Más
tarde, cerca de 500 personas de la Manifestación contra el Odio se
unieron a los que ya defendían el parque.
En Alemania, los nazis de Hitler ganaron debido a la resistencia
inadecuada de las fuerzas de oposición divididas. Como dijo la
organizadora del FSP Su Docekal, después de una gran manifestación en
Seattle contra la extrema derecha al día siguiente de Charlottesville:
“La forma de evitar que el fascismo se arraigue es a través de acciones
directas y contra-manifestaciones disciplinadas cuando salgan a
reclutar. Nuestro objetivo es construir un amplio frente unido
democrático para pararlos en seco.”
El falsamente llamado “socialismo del siglo XXI” de Hugo Chávez se encuentra sin duda en un callejón sin salida.
Apoya a los venezolanos. Los socialistas
revolucionarios tenemos la responsabilidad de hacer todo lo que esté a
nuestro alcance para oponernos a la intervención estadounidense en
Venezuela. Al mismo tiempo, debemos reconocer el legítimo derecho de los
venezolanos a oponerse a la corrupción del gobierno de Maduro y a las
políticas fallidas que le han hecho la vida insoportable a la mayoría de
la población del país. Debemos exigir que Maduro cancele la deuda
externa y todos los pagos de intereses y que utilice esos fondos para
comprar alimentos y medicinas inmediatamente, especialmente para
mujeres, niños, adolescentes y ancianos, los cuales sufren más debido a
las condiciones extremas de privación.
Debemos decir la verdad y afirmar que sólo el poder independiente y
obrero en los barrios, los lugares de trabajo y las asambleas o soviets
regionales puede comenzar a forjar un futuro seguro para los
trabajadores y los oprimidos de Venezuela.
• ¡Estados Unidos, dejen en paz a Venezuela!
• ¡Por el poder de los trabajadores de Venezuela!
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