Por: Thierry
Meyssan
Tomado de: Voltairenet.org
Thierry Meyssan
analiza el apoyo que el imperialismo estadounidense aportó durante la guerra
fría a las tendencias y grupos de extrema izquierda y sus actuales
consecuencias. Los grupúsculos que trabajaron con Social Democrats USA
conformaron después el movimiento neoconservador y aportaron además el aval
“progresista” a la Hermandad Musulmana y la «primavera árabe». Y también
garantizan la formación de espías selectos para la NED.
Durante
los «años de plomo» que Siria vivió de 1978 a 1982, con la campaña
terrorista de la Hermandad Musulmana, el líder de Social Democrats USA,
Carl Gershman, confió a Georges Sabra y Michel Kilo la tarea de respaldar
a la cofradía. Sabra y Kilo procedieron entonces a publicar un texto
donde aseguraban que la revolución mundial estaba en marcha, que
la Hermandad Musulmana era la vanguardia del proletariado y que «Le Grand Soir»
se haría realidad gracias… ¡a Estados Unidos! Georges Sabra y
Michel Kilo acaban siendo arrestados debido a sus vínculos con los
terroristas de la Hermandad Musulmana.
En 1982, el presidente estadounidense Ronald Reagan creó, con sus
socios de los «Cinco Ojos» –o sea, Australia, Canadá,
Nueva Zelanda y el Reino Unido– una nueva agencia de inteligencia que
se ocuparía de apoyar activamente –incluso en el plano financiero– toda
oposición interna en los países clasificados como comunistas. Ese órgano
es la National Endowment for Democracy (NED).
La administración Reagan disfrazó la NED de ONG, cuando
en realidad es una agencia intergubernamental, y no confió
su financiamiento al gobierno federal sino que lo puso directamente
en manos del Congreso de Estados Unidos, aunque aparece en el
presupuesto del Departamento de Estado. Y la dirección de ese
financiamiento fue a parar a… Carl Gershman.
Algunos militantes de la formación trotskista de Carl Gershman
siguieron a este último en su viaje de la extrema izquierda estadounidense al
ala derecha del Partido Republicano. Entre esos militantes había una banda de
periodistas de la revista sionista Commentary,
que pasarán a la historia bajo la denominación de «neoconservadores»,
y también algunos intelectuales, como el futuro secretario de Defensa Paul
Wolfowitz.
La
retórica de esta extrema izquierda se basa en una serie de amalgamas,
como la afirmación de que todos los Estados árabes –ya sean la Arabia
Saudita del rey Salman o la Siria del presidente Assad– son más o menos
lo mismo. ¿Quiénes merecen el respeto de esta extrema izquierda? Sólo
Washington y Tel Aviv.
Hoy en día, Galioun, Sabra y Kilo son los únicos que aún sirven
de pretexto a quienes se empeñan en afirmar que la mal llamada «revolución
siria» era de izquierda, pero pertenecen a una izquierda falsa,
al servicio no de la Humanidad sino de Estados Unidos
e Israel.
Leer completo:
Ver también:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario