Desde la Capital. (31-07-2016).
CUESTIONAMIENTOS.
Por: Julio
Morales Quiñones.
“El martes
26 se cumplieron 22 meses de la tragedia en Iguala, donde ese día de septiembre
de 2014, 43 estudiantes de Ayotzinapa fueron víctimas de una encerrona entre policías
y guerreros unidos, según PGR. Los Ayotzinapapas, organizados e independientes marcharon
por Reforma en CdMx. En el mitin, su representante legal Vidulfo Rosales hizo un
balance de la investigación: Las pesquisas contra los responsables de la
desaparición forzada de los 43 siguen estancadas, en un proceso de
investigación negativo, turbio e irregular; sin pruebas científicas que
acrediten la versión permanente de la PGR: “Los jóvenes fueron asesinados y sus
restos incinerados en el basurero de Cocula”; dudosa teoría para los expertos
de la CIDH que investigaron ampliamente, detectaron e inútilmente reportaron
anomalías y fallas graves en diligencias. Cada vez, la PGR reacciona como hoy;
Informando que una delegación de alto nivel del gobierno mexicano estará en
Washington, en varias reuniones convocadas por la CIDH; ahí definirán el
seguimiento a las medidas cautelares en el caso de los 43 desaparecidos. Este
viernes, en Buenos Aires Argentina, un grupo con carteles y a gritos, cuestionó
a EPN sobre el caso, Ayotzinapa”.
Diversos
distractores implementados por el interés de desviar la atención pública de
Ayotzinapa, no han funcionado; ni siquiera el alboroto de los mexicanos con
nexos familiares al otro lado del bravo por las convenciones multi-difundidas y
multitudinarias en la disputa por ocupar la Casa Blanca. Medios nacionales
destacan la crítica al juego de nuestra política exterior, desde que el
presidente mexicano apostó por los demócratas. Repitió lo hecho en 1992, cuando
Salinas apoyó a George W Bush contra Bill Clinton, envuelto en líos
extramaritales. EPN, abiertamente se alineó a la otra Clinton. 25 minutos con
Obama bastaron para tocar temas de fondo en condiciones muy particulares. Aunque
el presidente y su equipo se ufanan de su relación con Obama y Washington, el
trato se dañó desde que él modificó la forma como Calderón manejó estos
asuntos. Llegó al extremo de llevar la colaboración plena con la CIA, a la
alianza inopinadamente o no, con los enemigos del sexenio anterior, los
cárteles de la droga. Esto, a futuro definirá la relación bilateral con EE UU,
de cuya economía siempre dependeremos.
A 4 meses
de la elección el resultado es impredecible. Trump parece sin posibilidad ante Hillary.
Si la situación cambia de aquí a noviembre y gana, el republicano cumplirá
amenazas y pondrá condiciones. El cambio tendría un costo doloroso secreto
hasta hoy. El pasado enero, una delegación mexicana del más alto nivel fue a
Washington y la comitiva de EPN se encontró con Obama en la oficina oval; la
condición fue que el secretario de gobernación no estuviera presente; Peña
Nieto aceptó y el de segob se mantuvo en el Departamento de seguridad
territorial; con ello se ocultó el desastre. Ahí se dio el cerrojazo a las
agencias con la llamada “Ventanilla Única”; contribuyendo a la irritación y
desconfianza. Las secuelas de la ríspida relación las pagó EPN durante su
visita en febrero. El vicepresidente Joe Baiden literalmente lo regañó. En los
últimos párrafos de la hoja difundida en la Casa Blanca, aparecen 2 concesiones
obligadas: 1.- Aceptó capacitar a agentes migratorios para identificar y
entrevistar a “la población vulnerable”. Bajo este eufemismo se obliga a México
a checar terroristas y se le endilga el primer control de seguridad para los
vecinos. 2.- Un nuevo plan involucra a EE UU para erradicar cultivos de opio y
combatir la producción de heroína en México; lo supervisará el grupo bilateral
que coordinará la lucha antidrogas; el tiro de gracia para la ventanilla única.
Sus
asesores cobran por aconsejarle: ir a Washington cuando los republicanos coronaron
a Trump. Este no lo olvidará en caso de ganar. Revivir la otra casa blanca y pedir
perdón por algo que en su momento no reconoció y le aconsejan azuzar a MVS
contra periodistas y casa editora para achacarles daño moral por el prólogo del
libro del reportaje por el que, a Carmen Aristegui, Sebastián Barragán, Rafael
Cabrera, Daniel Lizárraga e Irving Huerta, se les otorgó el Premio García
Márquez en Colombia. Por ese mismo, en México se les hostiga y persigue. ¿Pidió
perdón, pero él atosiga a sus delatores?
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